¡Fuera aquellos que se empeñan en convertir a la iglesia en algo previsible y aburrido! Es pecado aburrir a los jóvenes con el evangelio de Jesucristo. El evangelio es la verdad más emocionante del universo. Dios, ¡sí Dios!, quiere relacionarse con nosotros de manera personal, llenarnos del poder de su presencia y marcar una diferencia por medio de nosotros. ¿Cómo podría ser aburrido eso? Los aburridos hemos sido nosotros, que hemos encerrado a Dios en una doctrina o en una experiencia de fin de semana.
Nuestra misión como líderes de la nueva generación es comunicar las buenas nuevas del evangelio de una forma relevante, y eso no puede hacerse si nos limitamos a usar las mismas tradiciones de siempre y los mismos formatos que funcionan para alcanzar y discipular a los adultos. Los jóvenes y adolescentes de esta generación viven en un mundo muy diferente al de sus padres, un mundo multimedia, visual, interactivo, informático, pluralista, lleno de posibilidades, entretenimiento y elementos tecnológicos. El evangelio de Cristo es siempre el mismo, pero la manera de comunicarlo debe responder a las características contextuales. Jesús usó historias que eran inteligibles para su público Pablo citó a los poetas seculares de su generación e incluso utilizó un altar pagano para hacer relevante su mensaje a quienes lo escuchaban. Debemos usar lo que tenemos a nuestra disposición para comunicar a Cristo a esta generación de un modo real, emocionante y radical. A mí me encanta pasar tiempo con líderes juveniles, porque suelen tener clara esta verdad y reclaman cambios y creatividad para sus ministerios. Ahora, muchas veces me encuentro con líderes juveniles con estos reclamos pero que no tienen una base racional teológicamente sólida sobre por qué podemos y debemos ser creativos. Por eso, para movernos en dirección a tener esas bases, aquí te comparto una lista de conceptos fundamentales al respecto.
Nuestra misión como líderes de la nueva generación es comunicar las buenas nuevas del evangelio de una forma relevante, y eso no puede hacerse si nos limitamos a usar las mismas tradiciones de siempre y los mismos formatos que funcionan para alcanzar y discipular a los adultos. Los jóvenes y adolescentes de esta generación viven en un mundo muy diferente al de sus padres, un mundo multimedia, visual, interactivo, informático, pluralista, lleno de posibilidades, entretenimiento y elementos tecnológicos. El evangelio de Cristo es siempre el mismo, pero la manera de comunicarlo debe responder a las características contextuales. Jesús usó historias que eran inteligibles para su público Pablo citó a los poetas seculares de su generación e incluso utilizó un altar pagano para hacer relevante su mensaje a quienes lo escuchaban. Debemos usar lo que tenemos a nuestra disposición para comunicar a Cristo a esta generación de un modo real, emocionante y radical. A mí me encanta pasar tiempo con líderes juveniles, porque suelen tener clara esta verdad y reclaman cambios y creatividad para sus ministerios. Ahora, muchas veces me encuentro con líderes juveniles con estos reclamos pero que no tienen una base racional teológicamente sólida sobre por qué podemos y debemos ser creativos. Por eso, para movernos en dirección a tener esas bases, aquí te comparto una lista de conceptos fundamentales al respecto.
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